Cada vez que entras a una página web aparece ese aviso: “¿Aceptas las cookies?”. Tal vez lo das por sentado, das clic en “Aceptar todo” y sigues navegando. Pero, ¿realmente sabes qué son y cómo pueden impactar tu seguridad en línea?
¿Qué son las cookies?
Las cookies informáticas son pequeños archivos que guardan información sobre ti y tu actividad en internet. Desde la primera vez que visitas un sitio, se crean para personalizar tu experiencia: idioma, sesión iniciada, historial de búsqueda o preferencias básicas.
Existen dos grandes tipos:
- Cookies necesarias: permiten que un sitio funcione correctamente. Sin ellas, no podrías iniciar sesión, añadir productos al carrito o mantener tus ajustes de idioma.
- Cookies no necesarias: rastrean tu actividad de navegación. Indican cuánto tiempo pasas en un sitio, en qué haces clic o qué productos miras, y suelen usarse para publicidad personalizada.

¿Dónde está el riesgo?
Aunque las cookies buscan mejorar tu experiencia, también pueden ser utilizadas de manera indebida:
- Guardan datos como nombre, correo, teléfono e incluso dirección IP.
- Pueden ser un punto débil si un hacker logra acceder a esa información.
- Si se acumulan en exceso, pueden ralentizar tu navegador y provocar errores.
En pocas palabras: las cookies son útiles, pero si no gestionas bien tu información, pueden abrir una puerta a que terceros la utilicen sin tu consentimiento.

Consejos de seguridad digital
- Elimina cookies periódicamente. Ayuda a liberar espacio, acelerar tu computadora y proteger tus datos.
- Hazlo siempre en equipos compartidos o públicos. Así evitarás que otros accedan a tus cuentas.
- Revisa las configuraciones. Muchos sitios te permiten aceptar solo las cookies necesarias.
- Usa un administrador de contraseñas. Es más seguro que dejar tus claves guardadas en cada página.
- Lee las políticas de privacidad. Te dicen qué información recopila cada sitio y cómo la utilizan.

En conclusión, las cookies no son malas en sí mismas: son una herramienta pensada para hacer más ágil tu navegación. Sin embargo, su uso indebido o excesivo puede comprometer tu privacidad. La clave está en informarte, configurarlas a tu medida y limpiarlas con regularidad.