En la era digital, el amor y las relaciones ya no solo se viven: también se nombran, se analizan y se comparten en redes sociales. Términos como ghosting, love bombing, gaslighting o red flags pasaron de ser jerga en apps de citas a formar parte del lenguaje cotidiano de la Generación Z y los expertos en salud mental.
Lejos de ser simples etiquetas, estas palabras representan conductas que antes quedaban invisibles, pero que hoy se visibilizan, se cuestionan y hasta se debaten como parte de la vida emocional contemporánea.

Ghosting: el silencio que duele más que un adiós
El ghosting ocurre cuando alguien desaparece sin explicación: no hay llamadas, no hay mensajes, solo un vacío digital. Aunque suele asociarse a rupturas amorosas, también se extendió a amistades y entornos laborales. Para quien lo sufre, el silencio no resuelto provoca confusión, incertidumbre y un duelo emocional difícil de cerrar.
Zombieing y orbiting: fantasmas digitales
¿Y si ese “fantasma” regresa? Eso es el zombieing: alguien que desapareció, de pronto vuelve a tu vida online como si nada hubiera pasado.
El orbiting, en cambio, es más sutil: no hay contacto directo, pero la persona sigue presente en tus redes, mirando tus historias o reaccionando a tus publicaciones. Esa presencia ambigua dificulta cerrar ciclos.

Benching y breadcrumbing: migajas emocionales
El benching es como estar en la banca: recibes atención mínima, la suficiente para no irte, pero nunca la certeza de un vínculo real.
El breadcrumbing va un paso más allá en lo superficial: son solo migajas digitales —likes, emojis, mensajes breves— que mantienen la ilusión de interés, sin intención real de construir algo profundo.
Cushioning, hoovering y red flags: las alertas que no debemos ignorar
El cushioning describe a quienes buscan “colchones emocionales” en otras conexiones digitales, incluso estando en pareja.
El hoovering, en cambio, es esa aspiradora emocional: mensajes ocasionales de una expareja que buscan reactivar el vínculo desde la manipulación.
Y entre tantos patrones, las red flags se volvieron un concepto clave: señales de alerta para identificar relaciones tóxicas o poco sanas antes de que sea demasiado tarde.

Love bombing y gaslighting: del exceso de amor al control
El love bombing parece un cuento romántico al inicio: atención desbordada, halagos constantes, mensajes sin pausa. Pero detrás de esa intensidad puede ocultarse una intención de control, que deriva en dependencia emocional.
El gaslighting, por su parte, es una de las formas más dañinas de manipulación: hacer que la otra persona dude de sí misma, de su memoria o de su percepción de la realidad.
Relaciones DADT: acuerdos de silencio
Las relaciones conocidas como DADT (“Don’t Ask, Don’t Tell” o “No preguntes, No digas”) son aquellas en las que se establece un pacto para no preguntar ni revelar ciertos aspectos externos al vínculo principal. Una dinámica que, aunque consensuada, también refleja cómo lo digital influye en los acuerdos de intimidad.

Nombrar para sanar
Más allá de la moda, estos términos permiten que miles de personas pongan nombre a experiencias dolorosas, abran conversaciones sobre manipulación emocional y busquen ayuda profesional. Al identificar patrones y compartirlos, se fomenta un diálogo que no solo desestigmatiza, sino que también impulsa vínculos más conscientes y saludables.
En un mundo donde la tecnología media cada vez más nuestras emociones, reconocer estas dinámicas no es solo una tendencia: es una herramienta de autocuidado y prevención.