La economía mexicana continúa mostrando signos de desaceleración. De acuerdo con estimaciones preliminares, en septiembre habría registrado una contracción de 0.6%, acumulando tres meses consecutivos de retroceso, impulsado principalmente por la caída en la actividad industrial, que atraviesa su periodo más complejo desde la pandemia.
El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) muestra que la industria retrocedió 3.0% anual durante septiembre, hilando siete meses a la baja, mientras que los servicios habrían crecido 0.8%, manteniendo un ritmo moderado de expansión.
A tasa mensual, se prevé un ligero crecimiento de 0.1% en el Indicador Global de la Actividad Económica (Igae), con variaciones similares tanto en la industria como en los servicios. Con estos resultados, el Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre podría mostrar una contracción cercana a 0.5% respecto al trimestre anterior, lo que confirmaría un periodo de menor dinamismo económico.

Sector industrial, el principal foco de preocupación
Analistas económicos señalan que la debilidad del sector industrial se debe principalmente a la reducción en el gasto público en infraestructura, como parte de un proceso de consolidación fiscal. Este ajuste impactó directamente a la industria de la construcción, una de las ramas más sensibles al gasto gubernamental.
A su vez, la manufactura también presenta un desempeño desfavorable, particularmente en la producción de equipo de transporte, afectada por factores externos y la coyuntura comercial internacional. En contraste, la fabricación de equipo de cómputo mantiene un comportamiento positivo, impulsada por la estabilidad en sus condiciones de intercambio.

Servicios, ancla del crecimiento
Pese al entorno económico complejo, el sector servicios continúa mostrando resiliencia y se mantiene como el principal motor de la economía. Actividades como el comercio minorista, el turismo y los servicios financieros sostuvieron un crecimiento moderado, contribuyendo a amortiguar la desaceleración general.
Inversión, pieza clave para la recuperación
De cara al cierre de 2025 y el próximo año, especialistas subrayan la importancia de la inversión —tanto pública como privada— para impulsar una recuperación sostenida. La confianza empresarial se mantiene prudente, lo que refleja cautela en sectores estratégicos como la manufactura, la construcción y el comercio.
El fortalecimiento de la inversión será determinante para que las ramas exportadoras puedan ampliar su capacidad productiva y las orientadas al consumo interno encuentren nuevos espacios de crecimiento. Sin una recuperación sólida en este rubro, advierten, será difícil que la industria y los servicios mantengan un ritmo de expansión consistente en el mediano plazo.